Si no me fallan los cálculos, estas Navidades he pasado más horas en el maldito Copa Café que en mi propia casa, y ojo, porque estamos hablando de fechas típicamente familiares, y vaya si tira la "familia". Ahora tengo la sensación que han sido horas en balde, sin embargo, también han sido momentos artísticamente fructíferos. Hete aquí una prueba de ello.
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