22 octubre 2008

Descerebrados


Auténticos cabezas huecas. Cabezas de chorlito enfrascados en nimios problemas estúpidos que no suponen más que un insignificante obstáculo para conseguir la propia felicidad. Felicidad, que por otro lado se basa en valores tan ridículos como la fama, el dinero o el poder.

Cuanto más tenemos más perdemos. Cuanto más aparentamos, menos somos. Igual que un globo, que al desinflarse se queda en una ridícula capa de latex, porqué en un intento de ser más de lo que realmente es, fue rellenado con la más grande inconsistencia. El mismo contenido que tenemos en la cabeza, aire y solo aire.

Si creciéramos como las plantas, de dentro a fuera, nuestras raíces, nuestro tronco y nuestras ramas serían de la mejor pasta, un material lleno de auténtica sabia fluyendo por nuestras arterias, dando sentido a nuestra vida y una fortaleza superior.

Quiero ser un árbol, no un globo. Quiero mantener mi sabia en mi cabeza.

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