Las virtuosas manos de un buen guitarrista, las de un artesano o las de un dibujante son preciadas herramientas de trabajo que consiguen dar forma a la imaginación del artista. Existen otras manos, no tan creativas, pero igual de preciadas, que pueden dejar tu espalda como nueva, que pueden arreglar casi caulquier cosa, o incluso trazar los planos de tu futura casa. Sea como sea, está claro que todas nuestras manos, las de todos los hombres y mujeres del mundo, son capaces de crear, fabricar, restaurar o reparar nuestros bienes más preciados. No tiene sentido destruir. Utilicemos nuestras manos y la manos que contienen nuestras manos para hacer crecer el árbol de vida que somos todos. ¿A que suena muy cursi?
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