Entonces hice lo que hago siempre. En la misma libreta de siempre y con el bolígrafo de siempre, lo dibujé en pocos minutos, y luego me entretuve más en darle volumen. Con el rotulador negro pinte el pelo, la barba y los contornos más significativos. Las conscuencias de aquello se plasmaron en el reverso de la hoja y en la siguiente página. Los trazos a rotulador consiguieron perfilar una fantástica síntesis del personaje sin ni siquiera quererlo. Tres dibujos nacidos de uno solo.



1 comentario:
oye, éste es muy guapo. Vas mejorando, no?
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