
Somos como una moneda. El individuo tiene doble rostros, el conjunto social tiene tambiñen doble rostro. Incluso nuestro hábitat, ese lugar en el que coexistimos todos, se aprecia esa dualidad. La Tierra es ahora mismo una tremenda bola con dos rostros sin sentido. La cara norte, que es al mismo tiempo la cara blanca y la más misteriosa de las dos, es la propietaria de las mayores riquezas y la viva imagen de la hipocresía, la soberbia, el despotismo, la arrogancia, la lujuria y la mentira. Yo estoy en ella.
La cara sur, la cara negra y sometida sin otra elección, es la muestra de la pobreza, la súplica, la esclavitud y la condena más absoluta a la pobreza eterna.
Dos rostros que no pueden separarse, no pueden emancipar sus vidas ya que dependen mutuamente de la otra mitad. Un ciclo combinado que paga injustamente los méritos trabajados hacia un lado de la moneda.
Es una visión un tanto catastrófica, o no tanto....
Por si queremos verlo gráficamente